martes, 30 de diciembre de 2008

Nefasto

Qué año de mierda...si no fuera por dos pequeñas cositas que me mantuvieron medianamente estabilizada, ya estaría internada en algún lado.
Odio los años pares.
Quiero pasar año nuevo en la casa de mi mamá, como siempre.
Quiero cocinar y cocinar hasta el hartazgo, para que sólo se hable sobre qué rico estaba todo.
Quiero abrazar y dar un beso a todos a las 12, cosa que acá parece que no sucede.
Quiero recibir infinidad de llamados, o hacerlos.
Quiero ver fuegos artificiales.
Quiero turrón de coco y pan dulce.
Quiero pollera nueva para mi hija y sandalitas, quiero que esté de punta en blanco mañana por la noche. Quiero estrenar un vestido. Pero no tengo un mango para comprar nada.
Qué año de mierda...y qué ganas de salir corriendo...
Venía rápido, muy rápido y se le soltó un patín...

martes, 16 de diciembre de 2008

Cambio chico

Pidió un taxi por teléfono. Comprendí que todo culminaba en aquella cena. Procuré no parecer incómoda a pesar de su cara de aburrido. Me ofreció café, pero me pareció mejor no aceptar. Me puse de pie y caminé hacia su biblioteca atestada de libros y fotos familiares. Intenté adivinar quién sería cada uno según los parecidos y lo poco que sabía de él. Hice algún comentario tonto y respondió sólo asintiendo con la cabeza. Fui al baño, me acomodé el escote y mordí fuerte mis labios para que se tornaran más rojos. El timbre sonó mientras guardaba los cigarrillos en mi bolso. Tomó una campera y bajamos. La puerta de entrada permanecía con llave todo el día. Se acercó al taxi, abrió la puerta y me invitó a subir. Mientras me sentaba extendió su mano dándome un billete de veinte pesos. Para el taxi, dijo. Quise comerlo crudo pero simplemente le dije que no hacía falta, que yo tenía dinero para eso. Levantó su brazo como saludando cuando el auto arrancó. En la esquina siguiente le pedí al chofer que parara. Le pagué la bajada de bandera y me fui caminando hasta la parada del 53.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Un lustro

Mi nena hermosa cumplió cinco añitos. Un cumple triste, porque faltó mucha gente. Más de la que esperábamos. Aunque fuimos pocos, la vi feliz. Y eso me alcanza.

Soplando las velitas con Iña, Max y Manu
Esa destreza no la heredó de mí, eh...

Piñata sin ruido, por fin

Vos sos feliz, mamá es feliz