jueves, 7 de agosto de 2008

Dancing queen

El tenía nombre de origen celta, cuando todavía los nombres sonaban bien en español. De una piel casi transparente, ojos azules y cabello negro. Tocaba el saxo deliciosamente. Era popular en su ámbito y ella no pudo dejar de notarlo. Cada fin de semana, ella hacía su entrada triunfal vestida con sus mejores ropas mientras nosotros , todos los que estábamos allí dentro, la mirábamos tomar su lugar en la parte central de las gradas. Las luces se encendían y la música comenzaba a sonar. Ella se quitaba su abrigo y nos mostraba cómo se bailaba en el lugar desde donde venía. Acosada por todas las miradas, intentábamos imitar sus pasos. Y la pista se transformaba en ella. Pero él no bailaba. Sólo la miraba desde la barra. El lugar era enorme y cada tanto, ella lo recorría mientras fumaba un cigarrillo. Algunos la seguían y cierta vez, fui hasta el baño para verla de cerca mientras ella se arreglaba el cabello frente a un espejo roto. Al volver, mientras cruzaba la pista de los lentos, él la tomó de la cintura y sin dejarla decidir, la envolvió con su brazo derecho al son de unos acordes de Phil Collins. Se fundieron en una danza discreta, ante los ojos de todos. Ella se dejó seducir por su acento, mientras las manos de él reconocían su espalda y su boca se perdía en su cuello. Se fueron juntos un rato más tarde. Y una semana después cuando ella volvió, supimos que él había viajado a otro país por una beca estudiantil. Y allí estaba ella, sola nuevamente, de pie frente a la multitud que la imitaba.

5 comentarios:

Zeb dijo...

No sé si estaba sola...quizás la acompañaba el recuerdo de esos minutos compartiendo Phil Collins...

Paola Florio dijo...

Hola, paseando por los blogs llegué al tuyo, me llamó la atención su nombre. Sí podés pasa por mi blog, en el último post (sobre el día del niño) vas a ver de qué hablo. Te mando un beso y sigo leyendo!!

Almita dijo...

muy triste!!!!! pero tan real como lo contas me gusto!!!!!

Alejandra Conte es:La Kolorada Siniestra dijo...

Almita tiene razón es triste. Pero en la vida es así, no hay finales felices, al menos no siempre.

Anónimo dijo...

Hola amiga triste pero bien contado,me gusta venir por aqui,que tengas buenos días,un abrazo!