domingo, 28 de octubre de 2007

Me recuerdo en tus manos


Alguien me recordó sobre sus manos. Que eran iguales a las de su abuela, aunque sin las pulseras fabulosas ni el esmalte clarito. Sí llevaban anillos simples. A veces yo le limaba las uñas, ella no veía bien. Y aunque no escribían dedicatorias hermosas con letra chiquita, sí rezaban por mí. Estaban llenas de arrugas y los dedos mostraban los signos de la artrosis; y aún así eran hermosas. Suaves como pocas cosas que he tocado. Sin marcas, sin asperezas, hidratadas casi hasta la inundación. Transparentes, de piel finita. Toqué su mano antes de irme esa noche. Recorrí su dedo índice, falange por falange, para robarme su suavidad y recordarla así. De seda.

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