miércoles, 21 de mayo de 2008

A punto caramelo

Se veían en el trabajo. No eran compañeros aunque trabajaban en el mismo lugar. Ella era unos años menor que él, y estaba en esa edad en la que ya no era tan menor como para dar vueltas ni tan mayor como para exigir compromisos de algún tipo. Se atraían, de eso no hay duda. Y él, desde su posición tan segura, corría con ventaja y se aprovechaba. El decía lo que ella quería escuchar, y de ahí en más, ahondaba en sus fantasías mientras ella se dejaba llevar sin importarle nada.
Cierto día, ella tomó la iniciativa y lo invitó a salir esa noche.
-No puedo.
-Bueno, otro día.
-No. No puedo. Me voy a casar.
-Jeje. Sí, ya se que estás de novio.
-Por eso.
-Bueno, bueno. Pero, ¿cuándo te casás?
-Mañana.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

ufffffffffff. qué bajón!!
Llegó tarde, y eso que es puntual!

Anónimo dijo...

Y bueno, pasado entonces jajaj

Anónimo dijo...

Ay, como que lo agarró justito!