martes, 14 de octubre de 2008

¿Circo?

Los espectáculos infantiles son muy poco frecuentes en una ciudad tan chica como ésta. Por eso, cuando surge algo nuevo, la comunidad se alborota de tal manera que es imposible que uno no se entere de quién llegó al pueblo. El domingo fuimos al circo con nuestros amigos y sus nenes Max y Manu. Hacía más de veinte años que no pisaba una carpa. Una presentadora salida del programa de Ante Garmaz, auspiciada por Jean Cartier, que lo único que hacía era cambiar de atuendo cada cinco minutos desplegaba sus habilidades de recorredora de escenario, con una vincha dorada y medio centenar de años encima. El mismo que hacía equilibrio suspendido sobre unas telas, hacía magia y luego se convirtió en payaso. La primera equilibrista era la asistente del mago. Otro de los equilibristas era a su vez el que armaba una pista de madera para que un nene hiciera proezas con una bicicleta. Una preadolescente hacía malabares con los pies, pero comenzó su acto con un aro que se empecinaba en salir volando, así que en un rapto de locura, lo tiró al carajo con una bronca que de haber estado alguien atrás, lo cortaba al medio. Una de las chicas que hacía trapecio, una tal Melisa, era tan fea tan fea que Max preguntaba si eso era hombre o mujer. Porque encima de la carucha de la susodicha, tanto maquillaje y esa malla verde flúo que llevaba, creo que todos dudamos de su género.
La presentadora enfundada en un vestido de lentejuelas negro con un águila bordada en el pecho trataba por todos los medios de esconder con ambas manos el tremendo agujero que tenía en la costura del lado izquierdo del atuendo. Aún así, iba de punta a punta recordando cada diez minutos que la siguiente función comenzaba a las 21 hs. (como si uno tuviese ganas de volver).
La cosa es que en medio de esta decadencia, miro hacia mi derecha, y dos butacas más allá estaba sentado Gustavo Bermúdez. Y se me cayó otro ídolo. Pobre pibe, lo único lindo que conserva es la voz. Está tan hecho mierda que ya podría hacer de mi padre en la próxima telenovela.
Salimos de ese antro casi devastados y lo más lindo es que nos rompieron el orto como si hubiésemos visto el Cirque du Soleil.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

y... sarna con gusto no pica...
Siempre me resultó deprimente el circo, me imagino ese.
Pobre Gustavo, ya no vive para las cámaras, aunque creo que el año próximo va a hacer una novela con Andreita.
Lo importante es si los chicos lo pasaron bien, lo demás, es anecdótico.

Belo dijo...

UHHHHHH que garron!
Los circos suelen ser bastante decadentes, voy a ver si te tramito un Piñon Fijo o algo mejor...jaja

Anónimo dijo...

No me digas que Gustavito esta tan mal. A mi me encataba! Te acordas que te engargue un autógrafo si lo veías?

Zeb dijo...

Por lo que contás era un verdadero circo!!!

Así q dolió el precio?<

Ya está casi todo cerrado...primera semana de febrero a Bariloche...con una pasadita por San Martín de los Andes 1 noche antes de volvernos a baires...q le parece?

Diva dijo...

jaaaaaaaaaajajajjaja me mori jajja Gustavo Bermúdez, era mi hombre perfecto cuando hacia la novela Celeste siempre celeste ... jajajj que duro es el espejo jajaj sigo tentada de la risa jajajja

en fin... este post amiga esta muy bueno
Besitoss

PD: pasa por la nueva locura de la que soy parte seguro que te gusta
http://musicuento.blogspot.com/

Anfitrite dijo...

Todas moríamos por Gustavito. El tema es que se le vinieron los años encima (por lo que supongo que a nosotras también)...y bué

Belita, a Piñón sólo lo podés bancar por cordobés..porque es insoportable también!!!

Zeb, me parece muy bien. Estás preparado para que te vaya a buscar en auto?

yo, mamuchi dijo...

y yo no le puedo hacer entender a matias por que no vamos al circo. me lo pide a cada rato pero a mi no me gusta. creo que le voy a leer esto a ver si entiende jajaja