viernes, 19 de octubre de 2007

La prueba de nuestro delito

Un poco por seguir al pie de la letra el libro de Doña Petrona, otro poco aprendido en los años de cocina en el convento, ella sabía cocinar como los dioses. Todo le salía exquisito. Hacía unas galletitas de canela con una nuez en el medio que eran para morirse. Unos fideos rellenos que sólo probé en dos oportunidades porque le daban mucho trabajo. Su pastel de papas, increíble, con esa masa en el fondo, que parecía una confitura. El guiso de alcahuciles, con el que todos nos chupábamos los dedos. La ensalada de tomates, mágicamente aliñada. Su pizza casera, finita, bien finita, crocante. Un pollo a la cacerola, con papas, ajo y perejil, que me encantaba y a veces, hoy preparo a las perdidas porque alguien come de mala gana. La tortilla de papas, sequita como me gusta. Hasta la soda le salía rica, la recuerdo en el lavadero, garrafa en mano luchando con el Drago. Y su receta magistral, las empanadas. No voy a dar las proporciones, porque es su receta y sólo yo puedo repetirla. Pero supo combinar a la perfección, la margarina, la cebolla, la carne picada, el pimentón, el orégano, ají molido, huevo duro y las aceitunas. Y así como nos encantaba con su manjar, todos los que comíamos en su mesa, caíamos indefectiblemente en su trampa. Ella no descarozaba las aceitunas, sino que las usaba de señuelo, como prueba del delito. Y era su costumbre al terminar de comer, contar los carozos en los platos de los comensales. Confieso que alguna vez, puse ante cierta distracción, un carozo propio en un plato ajeno.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

anfi, antes las aceitunas no veníamos sin carozo. Pero era una buena forma de pelearnos y divertirnos.
Como vos no das la receta, yo no doy nombres... recuerdo a alguien que por primera vez comía esas empanadas, y dejó 10 (DIEZ) carozos en su plato, sin saber que serían contados! Dirán, no son tantas...ese fué el aperitivo, después le dió al asado sin asco, fué impresionante!!

Anónimo dijo...

Tuvo excelentes maestras de cocina. Cuando alguien iba por primera vez a comer, hacía milanesas, le resultaba fácil y cómodo. Después, todos volvían por más, no pedían otra cosa.
No sé dónde está el secreto, porque detestaba hacer la comida!!

Anfitrite dijo...

Odio hacer milanesas...pero me salen ríquísimas...como las empanadas, los bifes a la criolla y el tuco...

Anónimo dijo...

quién se empachó con asado?

Anónimo dijo...

por dios esas empanadas...... graicas por seguirla al pie de la letra.... y no pnerle el carozo que nos delata....
tambien me aucero de esas milanesas con papas fritas y huevos fritos... siempre nos la hacia !!! y el pastel de papa........ por dios impresionante...nunca mas comi pastel de papa...

Anónimo dijo...

yo no dije que se empachó, pero fue un gran atracon!

Anónimo dijo...

alguien le habrá tirado el cuerito