domingo, 16 de septiembre de 2007

Algo de 421


Llegué al punto de no retorno. Parecía tan lejano. Como cuando uno dice "en un par de meses" o "para la siguiente temporada". Y resulta que aquí estoy. Si los domingos son tristes, éste es el peor de todos. El que diga que se va contento, miente. Salvo, que la haya pasado muy mal. Y no ha sido mi caso. Estos últimos cuatro años me he divertido mucho. Han sabido tratarme, me enseñaron, me apoyaron, confiaron, me alentaron (de muy distintas maneras), me recompensaron día a día con alguna pequeña señal de afecto. Me siguieron, me estudiaron, me conocieron bien, muy bien. Me ignoraron hasta negarme el saludo, para después de digerir la bronca volver a empezar. Me adularon, quizás más de lo debido. Me cebaron mate hasta el hartazgo, y dulce, como me gusta. Me llamaron de mil maneras distintas, aunque siempre preferí darme vuelta o levantar la vista al escuchar a alguien decir "Negra". Me hicieron llorar, me hicieron maldecir. Más de una vez me encontré haciendo montoncito y preguntando "pero, ¿qué te pasa?". Y dejé, como es mi costumbre, de hablar durante unos días para tomarme mi tiempo para perdonar y entender determinadas cosas. Aprendí a reírme de mis defectos, de mis desgracias y a exaltar mis virtudes, pocas, pero mías. Aposté mis pobres fichas a muy poca gente, y no me equivoqué. Será porque siempre fui muy desconfiada. Hice, deshice, probé, cambié, volví a hacer. Creé mi propio orden, austero, simple, tan simple. Traté, con mi mayor esfuerzo, de no generar conflictos. Ya estoy grande para tener ese tipo de problemas. Quise no deberle nada a nadie, porque a quienes algo me dieron, procuré devolverles el doble. Creí y apoyé determinadas ideas, que supe ilógicas desde su nacimiento, con el sólo afán de no decepcionar a gente que quiero. Adoré algunos viajes, algunos almuerzos, algunas charlas y algunos mailes. Me preocuparon determinados silencios, ciertos cambios de humores, pero todos fueron, tarde o temprano, pasajeros.

Y hoy me encuentro, me atrevo a decir, tranquila, confesa. Y todo se termina en un 19 de septiembre, para vivir sólo en mi recuerdo y en todos aquellos que leen y saben de lo que estoy hablando.

Mañana, comenzaré a despedirme.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanto..... pero son feas las despedidas

Anónimo dijo...

Mas que hacer de esto una despedida, tenemos que empezar a planear los futuros encuentros. La próxima vez que nos encontremos, (el jueves), no voy sin el mapa. No me importa lo que digan, creo haberte sorprendido otras veces.... Te voy a sorprender cuando te toquemos bocina y salgas a recibirnos. Escuchare hasta el hartazgo el CD de Manuelita.... pero llegaremos. No me importa lo que digan, ya se sabe.....

Anónimo dijo...

Usa el blog. Publica un planito detallado.... con carteles, curvitas, estaciones de servicio.... todos todos los detalles. No tenés que irte sin tirarnos las miguitas de pan en el camino para que te podamos encontrar.

Anónimo dijo...

Y bué...habrá que hacer eso...para que se vengan los chicos de todas partes...

Anónimo dijo...

viejo... hay que agrandar la mesa...

Anónimo dijo...

Vamos a estar en muchos lados, San Martin de los Andes, Pinamar, Banfiel, un par de Lanusy alguno del centro de Capital, como dicen algunos va a estar bueno el clan.-

altazor dijo...

tenias razon
habia que saber de que hablabas, pero huele a despedida y como dice uno de los que aca escriben, las despedidads soempre son cabronas. Y sabes que, en la vida nos despedimos a diraio...solo que a veces hay despedidas tan definitivas que es mejor partir sin decir nada, partir sin advertir

Anfitrite dijo...

Me moriría si me fuera sin dar abrazos....

altazor dijo...

ANFI
Cuando yo me vaya
no me despedire
lamento que te pierdas mi abrazo
pero sabes
de verdad hay vecs en que es mejor no saber
Pero como previsora que soy
te abrazo ahora ya????

Anfitrite dijo...

No, no, no...ésto es como el cumpleaños....no se festeja por adelantado...