
Ella tiene un turno con una profesional. De esas que no conocés sino a través de la cartilla de prestadores y elegís sólo por el domicilio. Todavía cree que él la va a acompañar. Cuando le pasa los datos de la cita, él le dice que no puede asistir, que tiene un compromiso. Ella especula, duda, consulta y concluye. Hay partido de fútbol. Pero quizás, recapacite y vaya. Por si acaso, le pasa la dirección y el horario. Todavía le tiene fe. Me llama y me cuenta. Yo digo que no va a ir. Ella me porfía. Apostamos una botella de vino tinto. Ella está sola sentada frente a su inquisidora. Duda, da vueltas, confiesa. Como dijo Jack, todavía apuesta a su favor.
3 comentarios:
Yo creo que la ingenuidad en mi vida es como una costumbre..... puedo firmar como "la boluda.com"
No hay caso, no aprendés más...
ya va a aprender, todos necesitamos distintos tiempos.
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