Él se está convirtiendo en dios. Dejó su careta de tipo rudo y carga con su eterna mochila sobre la espalda. Come chapulines y se emociona ante las ruinas. Vuelve a ser niño y lleva a sus amigos imaginarios de la mano. El tipo está feliz. El más feliz de Once, a miles de kilómetros de distancia.
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2 comentarios:
Lo quiero conocer...
Vos lo tenés más cerca que yo...
Ahora anda por Chiapas.
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