miércoles, 7 de noviembre de 2007

Lo que me quedaba de niña

Un puente me dijo el odontólogo. Tratamiento de conducto en la muela, te saco el premolar de leche y hacemos un puente. Lo primero que pensé fue: Lo que me va a salir ésto, ya me hice una corona este año, así que Osde no me lo cubre. Un minuto después vinieron a mi cabeza esos ganchos que tiene la gente grande en la boca, que se ven del lado de afuera de la mandíbula, sosteniendo varios dientes. Uy, qué vieja estoy. Y por último me acordé de mi premolar de leche. Durante veintipico de años, cada odontólogo nuevo que me atendió me dijo lo mismo: tenés un diente de leche, ¿sabías?. Cómo no iba a saberlo, primero porque es mi boca, segundo porque me lo recordaron toda la vida y tercero porque era tremendamente notorio. Casi diminuto entre los otros dientes, aprisionado, cortito. Y me senté en un sillón ese viernes, para dejar en una bandeja de acero inoxidable el último vestigio de mi niñez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que te dejó el raton perez.-

Anfitrite dijo...

cajitas de cartón, para que siga llenando con porquerías