martes, 27 de noviembre de 2007

Reserva de alojamiento - Temporada 2008


Estimados,


el corazón es grande pero la casa no lo es taaaaaaaanto. Por ende, si quieren privacidad, vayan alquilándose alguna cabañita. Caso contrario, si no temen a la ensalada rusa, los juguetes en el piso y el crujir de los pisos, serán bienvenidos.


Por eso, propongo que vayan reservando su lugar en mi casa mediante los comentarios. De esta manera, el que quiera venir, verá cuándo habrá lugar en casa y cuándo será un quilombete. Simplemente, para que puedan organizar sus vacaciones...

lunes, 26 de noviembre de 2007

Santuario

Cerca de la una de la mañana. Silencio afuera. Adentro, suena Pata Negra bien bajito porque los chicos duermen. Inauguro mi nuevo santuario. No tiene techo abovedado ni crucerías como soñé. Estoy sentada frente a un escritorio limpito, y tengo delante de mi un ventanal enorme, casi del techo al piso, que da al frente de la casa.Un par de metros de un intento de jardín, una cerca que me empecino en llamar tranquera y una calle de tierra que mirándola desde donde estoy, va en bajada hacia la derecha. En la vereda de enfrente, una plaza, y más allá, una decena de casas estilo alpino que van subiendo la montaña para formar parte de mi paisaje. Cerca de la una de la mañana y se escuchan los teros que juegan en la plaza. Una brisa fresca entra por la única ventana que está abierta. La luz de la luna me muestra la cima irregular del cerro y se dibujan las siluetas de los árboles más altos. Tengo un buzón de madera,con forma de cabaña. Una cerca perimetral de alambres escondidos debajo de un millar de retamas. Tengo una escalera de madera que cruje y rosales en el jardín. Tengo una rampa que Iñaki confunde con un tobogán y una galería en la que Guada anda en bicicleta. En fin, tengo mi santuario en medio del paraíso.

martes, 20 de noviembre de 2007

Por fin!!!!

Hemos llegado, finalmente. Ya vendrán fotos cuando instalemos nuestra Pc.
Por lo pronto, confórmense con saber que tengo un cerco de retamas amarillas.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Ultima noche

Son casi tres y media de la mañana. A las 9 viene el camión a llevarse todo, menos la casa. Parece que no dormiremos esta noche, la cosa va para largo. Las cajas se acaban y los rollos de cartón se hacen finitos.
Estoy creando un registro fotográfico de esta mudanza. Lo verán una vez que me establezca, y sólo Dios sabe cuándo sucederá eso.
Pienso en lo que falta, y me dan ganas de retirarme ya. Pienso en quienes hoy hicieron mi día más llevadero y me tranquilizo un poco.
A ustedes, gracias por el almuerzo, por la hermosa libélula que se parece a vos que sos medio pájaro porque siempre estás en las nubes, y gracias por el último café.
Hasta aquí, desde Buenos Aires...

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Misceláneas

"You, complete me."

domingo, 11 de noviembre de 2007

Bodas de plata


Te conocí hace 25 años. Colombres 721. Yo esperaba que el micro me pasara a buscar en los sillones de cuero negro del hall de entrada. Vos pasabas con tus enormes moños en la cabeza. Unos días antes de comenzar tercer grado, me dijeron que seríamos compañeras. Recuerdo que tu mamá me pidió que te cuidara, incluso, que te acompañara al baño. Y yo lo tomé al pie de la letra. Nunca más te dejé sola. Nos volvimos una, y aprendimos a ver con los ojos de la otra. Funcionábamos en bloque, donde iba una, la otra la seguía. Nos fuimos juntas de vacaciones; de chicas, de no tan chicas y de grandes. Nos compramos el mismo vestido marrón en lo de Carmen, ahí sobre la calle Estados Unidos, y nos poníamos de acuerdo para no usarlo en el mismo cumpleaños. Nos prestábamos los juguetes por el ascensor y hasta hablábamos por walkie-talkie desde nuestras casas. Llenamos de Micky Moco el aparador de tu mamá más de una vez. Insistimos una docena de veces en criar Seamonkies para terminar siempre tirando los cadáveres al inodoro. Compramos toda clase de estupideces en lo de Zulma, y corríamos entre el millar de cosas del negocio de Julio. Nos empachamos con el mantecol de la Convidosa y cada tanto, nos íbamos a la peluquería de Rubén Frúmboli. Fuimos a la mueblería de La Pipetúa y a danzas en lo de Títi, donde una vez, para una fiesta de fin de año, me disfracé de Morticia. Años después, en tu cumpleaños de quince, me saqué el anillo en las cintitas de la torta, y nadie nos creyó que había sido casualidad. Nos quedamos afónicas de tanto gritar en una veintena de recitales. Pagamos fortunas por algunas cenas shows. Nos vestimos como princesas para encontrarnos en el baño con Diana María. Aprendimos juntas a tomar champagne, para descosernos de la risa en un baño de 1x1. Quisimos aprender a bailar flamenco, para desistir al mes por pataduras. Y unos años después, por esas cosas que tiene la vida, nos alejamos. Lloré desconsoladamente durante dos años. Te soñaba y Néstor me despertaba a los sacudones porque lloraba dormida. Cuando llegué al punto de no soportar más tu ausencia, decidí volver, y a cualquier costo. Y nos reencontramos más unidas que nunca, para comenzar una etapa de a cuatro. Y al año siguiente quisiste que yo fuera la madrina y unos años más tarde tuviste una ahijada. Tal como lo habíamos planeado veinte años atrás. Y los tiempos y las circunstancias de cada una fueron muy distintos. Y nos alejamos un poco, pero sólo físicamente. Y ahora nos despedimos para alejarnos aún más. Pero nos fundimos en un abrazo lleno de lágrimas que me transporta a ese hall con sillones de cuero, o a ese 8º F o al 2º A y nos veo con dos colitas y jumper gris con nuestros bebés de Jolly Bell a upa. Así quiero recordarte, cerca amiga, muy cerca.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Nuevos pagos

Éste, será mi barrio.



Y la del medio, la blanquita, será nuestra casa.









miércoles, 7 de noviembre de 2007

Lo que me quedaba de niña

Un puente me dijo el odontólogo. Tratamiento de conducto en la muela, te saco el premolar de leche y hacemos un puente. Lo primero que pensé fue: Lo que me va a salir ésto, ya me hice una corona este año, así que Osde no me lo cubre. Un minuto después vinieron a mi cabeza esos ganchos que tiene la gente grande en la boca, que se ven del lado de afuera de la mandíbula, sosteniendo varios dientes. Uy, qué vieja estoy. Y por último me acordé de mi premolar de leche. Durante veintipico de años, cada odontólogo nuevo que me atendió me dijo lo mismo: tenés un diente de leche, ¿sabías?. Cómo no iba a saberlo, primero porque es mi boca, segundo porque me lo recordaron toda la vida y tercero porque era tremendamente notorio. Casi diminuto entre los otros dientes, aprisionado, cortito. Y me senté en un sillón ese viernes, para dejar en una bandeja de acero inoxidable el último vestigio de mi niñez.

Misceláneas

"Y éstos, son cristales de Checoslovaquia."

martes, 6 de noviembre de 2007

Tranquilos, que ya me voy

Esta mañana aparecieron unas manchas de sangre en el piso. Parecían nacer en el pasillo que va a los dormitorios para desaparecer en el baño. El gato durmió afuera, por lo que queda descartado. Y para ser huellas del perro eran demasiado chicas. Como óvalos, con un círculo limpio en el medio. Lo raro es dónde comenzaron. No tiene sentido.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Marioneta

No tiene vida propia. Manejan sus hilos sin preguntarle siquiera cómo está, cómo se siente, qué necesita, qué anhela y qué no quiere. Su tiempo ya no es suyo, su espacio ya es de otro. Sus esperanzas se agotan. Sus lágrimas se secan y la incertidumbre se torna insoportable. Grita cada vez más fuerte pidiendo clemencia y nadie escucha. Quiere resolver, pero su cuerpo está inmóvil, su boca cerrada y sus manos atadas. Cierra los ojos y los vuelve a abrir para encontrar día a día los hilos de la misma atadura. A veces es otro quien los mueve, o el mismo que adopta otro rostro para hacer aún mayor el desconcierto. Alguien le está usando las alas.

Misceláneas

"Chofer, ¿me baja a la señora en el zoológico por favor?"

domingo, 4 de noviembre de 2007

Vudú


Tuve que probarla. Puse mi mejor cara de fayuta y la saludé como siempre. Pude haber hecho algún comentario irónico, pero me abstuve. Por él, no por ella. Creo que había preparado pastas, y saqué las copas finas, las de cristal. Cuando llegó, estuvimos unos minutos a solas. Me parecieron horas. El silencio me incomodaba y me interné en la cocina para parecer ocupada. Había sido rubia, y tenía el cabello negro por capricho de él. No sé de qué se habló esa noche en la mesa. Me escudé detrás del vino para evitar el daño. Yo lo había pedido. Yo quise tenerla sentada allí, frente a mí. La estudié desde mi silencio. Centímetro por centímetro la miré para encontrar algún indicio que confirmara mi sospecha, y su engaño. Y nada los delató.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Misceláneas

"Ladislao, ¿Estás ahí?"
"A tu lado, Camila."

jueves, 1 de noviembre de 2007

Tormenta de cambios


Un viernes por la noche se fueron para el Litoral. Cargaron un bolsito, el mate y las ganas de estar juntos. No hacía mucho que se conocían, pero se llevaban bien. Llovía mucho, y éso lo hacía más interesante aún. El ruido del agua en el techo de chapa de la habitación del hotel los envolvía. Cuánto más segura se sentía abrazada en la cama. Amaneció fresco y los rastros de la tormenta se evidenciaban en la calle. Por la noche, cenaron frente al río. Una vez terminado el vino, y cuando él ya había juntado el coraje suficiente, sacó de su bolsillo una cajita. Con una mano tomó la de ella y con la otra se la entregó. Ella la miró sorprendida. Era roja, de metal y con un borde grueso, plateado. La abrió esperando ver una lapicera, y encontró las alianzas. Lo miró, y él le preguntó si quería casarse. Pagaron y dieron vueltas hasta encontrar la Catedral del lugar. En la puerta, ya de madrugada, vistió de oro su dedo anular ante Él como testigo.