domingo, 13 de abril de 2008

Hit the road, Jack

El era sumamente sensual. Y lo sabía. Nos veíamos los fines de semana. El desde su lugar, y yo desde el mío. No podíamos quitarnos los ojos de encima. Nos saludábamos sin evidenciar nada. Pero para el que sabía, era realmente notorio. Realizaba su trabajo y yo me sentaba justo en frente, donde nadie pudiese ver la dirección de mi mirada. Cuando finalizaba, se quedaba con sus compañeros tomando algo, y cada tanto, pasaba rozándome intencionalmente. Estaba casado y tenía tres hijos. Cierta madrugada, desayunaba yo con dos de mis amigas por el centro, y llegó él con un amigo. Amablemente, los invitamos a sentarse con nosotras. Bien entrada la mañana, cuando el mozo comenzó a subir las sillas sobre las mesas sugiriendo nuestra retirada, me subieron a un taxi con él. Poniéndole mucha voluntad, íbamos los dos para el mismo lado. Otra hubiese sido la historia si no hubiera habido un tercero en el auto. Puedo ser extremadamente frontal, pero sólo cuando somos dos. Se bajó primero, y me saludó como cada noche, con su mano en mi nuca. Un tiempo después le dije que quería hablar con él. Quedamos en vernos en un café por la Av. Entre Ríos. Esperé hasta que se me acabaron los cigarrillos. Luego me pidió disculpas, dijo que había viajado por trabajo. Hicimos otra cita. Mismo lugar, misma hora. Y volví a tomar café sola. No dio explicaciones. Supe que no debía insistir más.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Menos mal que no fué!!
Los hombres, traen muchos problemas, y los casados, ni te cuento!!!!!!!!!
Te sacaste un lio de encima!

Anónimo dijo...

Opino igual que anonima,si los solteros muchas veces dan problemas con uno casado es aventurarse a sufrir.
Hola amiga gracias por visitar mi blog,estoy mejor,muchas gracias.

Anfitrite dijo...

Los hombres rara vez traen problemas.
Los problemas nos los buscamos nosotras.
Jeje.

Diva dijo...

jaja me gusta de las historias contadas.. porque sin haber sido, fueron en algun punto... y aca estan aun... ante los ojos de quienes las leemos... que sera de él .. seguira casado?... o se habra animado alguna vez a ir, aunque ya hubiera sido muy tarde... las variables del destino...

Besos anfitrite

Anfitrite dijo...

No, jamás se hubiese animado a ir. Y yo lo sabía. Creo que justamente por esa razón, yo me animé.
Estaba predestinado a no ser.

Beso Diva.

Gustavo Camacho dijo...

Lo suyo: La vara lúdica con que se pone a prueba la autoestima. Desconsideración.
Lo tuyo: La búsqueda. Elucidar lo que no nos gusta, es casi tan preciso como lo contrario.
Aparco mi auto aquí, relojeando tu paisaje y desentrañando los juegos de tu vida, que como la mía está regida por desistencias e insistencias.

Anfitrite dijo...

Insistente yo?????
Beso Gus, un placer que pases por mi juego.

Anónimo dijo...

El tema de los hombres casados es que tenés que acostumbrarte a vivir con esas descepciones constantes y a que las horas y los días nunca son cuando deben ser, o cuando una quisiera que sean...

Anfitrite dijo...

La cosa es no acostumbrarse a los hombres casados...
Beso, Pau.