viernes, 17 de agosto de 2007

La última lluvia




If I could stay...

Then the night would give you up

Stay...then the day would keep its trust

Stay...with the demons you drowned

Stay...with the spirit I found

Stay...and the night would be enough


Llovía. Era una noche demasiado cerrada para hablar de ciertas cosas. Mejor dejarlas para más adelante, pensó. Se fué con él, caminando de la mano, como siempre. Tomaron un taxi sin saber a dónde ir. Él indicó una dirección. No era tan lejos. Llovía. El auto se detuvo en una esquina. Se bajaron y mojados entraron por la puerta de doble hoja. Silencio, sólo se escuchaba el ruido del agua en el techo. Al fondo del pasillo estaba la escalera. Subieron a su habitación, sin hablar. Ni siquiera encendieron la luz. No hacía falta. Los relámpagos iluminaban el todo. Sobre una mesita había una botella de vino, de ese que a ella tanto le gustaba, y dos copas. Brindaron sin motivo, por el solo hecho de iniciar el ritual de la bebida. Él abrió la ventana y levantó la perciana. No hacía frío y olía a lluvia. Ambos conocían el final de esa noche. No tenían ya de que hablar, se habían agotado las palabras. Como si el amanecer los corriera, el le quitó la ropa. Ella respondió como siempre. Se buscaron y se encontraron, desnudos, una vez más, para ser la última. Afuera llovía.

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