viernes, 10 de agosto de 2007

La yegüita traumatizada


Ya le voy a preguntar a mi abuela cómo se llamaba, porque no recuerdo bien…creo que su nombre era Norberto, pero no estoy segura. Durante muchos años, cada verano volvía a verlo. No sé quién era más chiquito, si el pony o él. Eran dos miniaturas que te llevaban a cabalgar durante media hora por entre los médanos. El pony se llamaba mosquito, de eso si me acuerdo. Por supuesto, mi vértigo jamás me hubiese permitido montar un caballo alto, por ende siempre morí en un pony… Resulta que – lo llamaremos así mientras confirmo su nombre- Norberto era maricón, si, maricón, porque con homosexual me quedo corta…un trolo de esos de plumas y pestañas postizas que te acompañaba todo el trayecto llevando las riendas de mosquito. Así que yo iba arriba de un pony, con el trolo de un lado y mi abuela del otro (porque no vaya a ser cosa que me caiga, me viole la marica o me lleven los extraterrestres) y se armaban unas charlas…como decirlo….bizarras….Así fue como supe que Norberto tenía una yegua, y que cierta vez –según sus palabras-, la agarró un padrillo, que era tan grande, tan grande, y ella tan frágil, que la dejó traumatizada. Y a partir de ese momento la yegüita vivió en celibato….Imaginen este relato por un petiso homosexual, enfundado en un jean ajustado cual calza de lycra, haciendo ademanes con todo el cuerpo y hablando con tonos de mujer relajada. Como no podía ser de otra forma y por propiedad transitiva, Norberto adquirió a partir de ese día el nombre de La yegüita traumatizada….

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las yeguas también se traumatizan? Epaaaaaaaa, qué complicado será hacerles terapia!!!!

Anfitrite dijo...

Yo conozco cada yegua con cada trauma...que mejor ni hablar...

altazor dijo...

no es el mismo juego
parece