miércoles, 9 de enero de 2008

Chau lolo, chau eh...

El muy cobarde se fue. Huyó, diría yo. Cuando desenchufé la heladera y descongelé el freezer, ahí estaba, durito y frío como siempre. Con esa sonrisa que sólo esbozaba para las fotos. Soberbio, cruel, ruin. Detestable desde todos sus ángulos. Y cuando me fui, me quedé con las ganas de muchas cosas; entre ellas de escupirlo en la cara. Pero como ningún loco come vidrio, y aún no me había firmado la licencia, tuve que quedarme calladita la boca.
Hoy, desde tan lejos, estoy disfrutando su ausencia. Por mí y por los que se quedaron.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Brindemos por un tirano menos. Quizás mañana lamentemos el nacimiento de uno nuevo. Pero quién nos quitará la felicidad de una pequeña batalla ganada?

Anfitrite dijo...

¿Qué puede ser peor? Eh...se me ocurren un par de nombres...mejor no pensar más. Ahora nos falta ver caer a la niña de las flores, que salga tu nombramiento y ya está. Podremos llamarnos dichosos.

Anónimo dijo...

Hola acabo de dar un paseo por tu blog,que bello es el lugar en el que vives,y la forma en que describes las cosas es muy dulce,sencillamente me gusta mucho tu blog.Saludos desde el norte.

Anfitrite dijo...

Gracias, y bienvenida isol