domingo, 20 de enero de 2008

Fabulera

Ella exagera, no miente. Siempre me contó historias de fantasmas, apariciones, enanos de jardín, caballos que rodeaban la casa arrastrando cadenas y por supuesto, como no podía faltar, la luz mala. Uno de sus tantos relatos, quedó grabado en mi cabeza desde que tengo uso de razón. No interesa quienes, iban en un auto andando en la ruta, de noche, obvio, cuando sintieron un golpe en el techo e inmediatamente apareció del otro lado del parabrisas, "una bola de fuego con cara". Esas eran sus palabras. Y así como llegó, se fue. No sé por qué me impresionaba tanto esa imagen, porque ha contado cosas mucho peores. La cosa es que muchos años después, un poco más de un lustro atrás, yo vi esa bola de fuego pintada en el techo de la catedral de Escobar. En su juventud, ella vivió a un par de cuadras de allí. Pero no creo que mienta. Ella jamás fue a misa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mmmmm.... tus amistades me han asustado con historia de la hamaca que se mueve por el espíritu de la que murió quemada.... Tétrica la historia!!!!!!!

Anfitrite dijo...

Esa era pura fantasía de nuestra niñez...aunque he pasado noches sin dormir en esa casa...